La Regla de San Benito

Antes de morir, san Benito tuvo la intuición de que toda su obra sería destruida. Y así fue: Montecassino fue arrasado por los lombardos. Su monasterio quedó hecho un montón de ruinas, pero los monjes pudieron escapar y llevaban en su fuga el manuscrito de la regla y la experiencia de haberla practicado. Lo que llevaban era “una auténtica levadura espiritual, que cambió, con el paso de los siglos, mucho más allá de los confines de su patria y de su época, la cara de Europa” (Benedicto XVI).

La regla de san Benito se impuso muy pronto en muchas comunidades y tuvo una extraordinaria difusión… Había muchas reglas monásticas anteriores y contemporáneas, pero la Regla de san Benito destacaba por su sentido del equilibrio: sólo pretendía ser un instrumento modesto al servicio de quienes quieren caminar por los senderos del evangelio: no quería que la letra matara el espíritu y recordaba insistentemente que el único centro de la vida monástica es Cristo.

Manifestaba también un gran conocimiento del corazón humano, de su grandeza y debilidad, de cómo funcionan los grupos. Una regla muy realista, pero al servicio de lo más alto ideal: «No anteponer absolutamente nada a Cristo.»

Una regla muy práctica, pero inspirada por una auténtica mística: los objetos más triviales deben tratarse como los vasos sagrados del altar.

Una regla muy práctica, pero inspirada por una auténtica mística: los objetos más triviales deben tratarse como los vasos sagrados del altar; en toda relación humana, en el abad, en los hermanos más débiles, en lo desconocido que llama a la puerta del monasterio, es el rostro de Cristo el que se nos hace presente.
Una regla en sintonía con el espíritu de su tiempo pero crítica con los contravalores de su tiempo. Una regla flexible, que no pretendía ser íntegramente válida siempre y en todas partes y que, por eso, se vio acogida en todo lugar y hasta la fecha.

No sólo los monjes y monjas sino también muchos y muchas seglares siguen descubriendo pistas, valores y enfoques para vivificar y dinamizar su vida, para profundizar en su experiencia de fe.

“La Regla no es todo el Nuevo Testamento ni toda la vida del monje. Se trata de una pista de arranque. Al integrar las aspiraciones de perfeccionamiento del individuo en el marco de una fuerte experiencia comunitaria, la Regla sigue teniendo una fuerte impronta de actualidad. También el buscar a Dios en Cristo, la síntesis entre unidad y diversidad, el sentido de paz y armonía en todo, la corresponsabilidad, el carácter familiar de la fraternidad monástica, la sencillez y el humanismo evangélico son valores claves de la Regla.”

— Cassià M. Just.

“Escucha, hermanos míos. Tengo algo que deciros, tengo un género de vida que enseñar. Escuche con el corazón y una mente abiertos. Si sigue mis instrucciones con una actitud disponible y coherente, encontrará a Aquel que es la fuente de todos nuestros deseos; precisamente Aquel junto a quien ha pasado de largo yendo por el camino de su egoísmo.”

— Basil Hume (adaptación del prólogo de la Regla de san Benito).

Nuevas vocaciones.

Esta sección puede ayudarte a escuchar aún más la voz de Dios y discernir si te sientes llamada a vivir en la comunidad monástica de San Benito de Montserrat.

A veces es necesario hacer ese «salto de fe» para explorar las cosas más allá.

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